somos iguales, pero no somos iguales. cuando me dijeron que la igualdad fue un invento francés, que en realidad todo se trataba de libertad, mis convicciones entraron en estado de pugna constante y la falta de respuestas se volvió verdaderamente escalofriante.
creo que en cierto momento, después de ciertas experiencias y ciertos sufrimientos, ciertas copas de vino y uno que otro estado de felicidad suprema, uno se va dando cuenta de que todo se traa de no magnificar perspectivas, porque nunca dejarán de existir diferentes puntos de vista, diferentes caminos al éxito, diferentes maneras de ver lo mismo.
si tuviera que elegir, elegiría la tolerancia, la comunicación, el diálogo, con todo lo que implica abrirse a la expresión de lo más intimo de nuestros pensamientos/sentimientos/etc. (sigo pensando que falta una palabra que lo plasme todo y el día que encuentre una lengua que ya la tenga encontraré una epifanía sociológica/intelectual/filosófica lingüística y me encantará)...
en fin, un conflicto constante no es una mala consecuencia sino un punto de partida inevitable, y, a partir de hoy, 24 años de vida me lo han demostrado de las maneras más inimaginables: número uno: tener convicciones; número dos: luchar por ellas; número tres: saber que hay más.
y es que somos iguales, pero no somos tan iguales. en la medida de lo posible, mientras logremos plasmar esa abstracción asquerosa por lejana, falsa por distante, difícil de creer por indescifrable, en tanto logremos el ideal iluso de romántico soñador en medidas concretas y efectivas, habremos hecho lo que queríamos, lo correcto, aquello en lo que creíamos.
Saturday, June 07, 2008
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