Thursday, April 26, 2007

¿Qué haces más?

a) Pensar
b) Sentir
c) Soñar
d) Creer
e) Imaginar

Sunday, April 22, 2007

Elecciones en Francia

A propósito del pase a una segunda vuelta electoral entre Nicolas Sarkozy y Ségolène Royal, con la consecuente apertura a un verdadero debate de ideas y visiones respecto a la sociedad, comparto lo que considero uno de los hitos más importantes en la historia de la "humanización del ser humano". Más allá de definiciones a partir de la izquierda o la derecha, rescato ese culto a la cultura, ese placer apasionado por enfrentar argumentos y razones en la búsqueda de soluciones. No más barbarie, no más guerras irracionales, no masas impensantes y acríticas avanzando por inercia. Allez Ségo!!
"Los representantes del pueblo francés, constituidos en Asamblea Nacional, considerando que la ignorancia, el olvido o el menosprecio de los derechos del hombre son las únicas causas de las calamidades públicas y de la corrupción de los gobiernos, han resuelto exponer, en una declaración solemne, los derechos naturales, inalienables y sagrados del hombre, a fin de que esta declaración, constantemente presente para todos los miembros del cuerpo social, les recuerde sin cesar sus derechos y sus deberes; a fin de que los actos del poder legislativo y del poder ejecutivo, al poder cotejarse a cada instante con la finalidad de toda institución política, sean más respetados y para que las
reclamaciones de los ciudadanos, en adelante fundadas en principios simples e
indiscutibles
, redunden siempre en beneficio del mantenimiento de la Constitución y de la felicidad de todos".

Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano
26 de agosto de 1789

Vale leerlo nuevamente y no olvidarlo jamás: "la ignorancia, el olvido o el menosprecio de los derechos del hombre son las únicas causas de las calamidades públicas y de la corrupción de los gobiernos".

Monday, April 16, 2007

La conservación de los recuerdos

Los famas para conservar sus recuerdos proceden a embalsamarlos en la siguiente forma: Luego de fijado el recuerdo con pelos y señales, lo envuelven de pies a cabeza en una sábana negra y lo colocan parado contra la pared de la sala, con un cartelito que dice: "Excursión a Quilmes", o: "Frank Sinatra".

Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen: "No vayas a lastimarte", y también: "Cuidado con los escalones." Es por eso que las casas de los famas son ordenadas y silenciosas, mientras en las de los cronopios hay una gran bulla y puertas que golpean. Los vecinos se quejan siempre de los cronopios, y los famas mueven la cabeza comprensivamente y van a ver si las etiquetas están todas en su sitio.

Julio Cortázar

Sunday, April 15, 2007

Kungsträdgraden

Lluvia en la vereda, y bicicletas estacionadas.

Friday, April 13, 2007

Tuesday, April 10, 2007

Solo Sol

“Eres un ser peligrosamente depresivo”, me decía mientras encendía de rojo sus profundos ojos negros. Comprobé que padecía más desequilibrios que yo mismo. Era más depresiva que mis discos, muchísimo más triste que las cosas que escribo. No decía tener siquiera una relación unilateralmente cortada por un amor perdido que se fue. Prefería proclamarse adicta al sexo mientras me desvestía y lamía mi cuerpo escuálido de nervios. Quizás por eso siempre les tuve miedo a las literatas, le decía. Y es que concretizan aquello que yo no pude ser, y ella, más que eso, materializaba sueños que yo no quería vivir.

Fragmento de un cuento que escribí en el 2005

Tuesday, April 03, 2007

Tiraba anclas

Se la pasaba tirándole anclas a diferentes momentos pasados. Escarbaba en la memoria instantes olvidados, y escarbaba tanto hasta encontrar el color de la ropa que vestía ese día, el olor del perfume que se puso, las palabras exactamente pronunciadas. Tiraba anclas, zarpazos apresurados que retenían imágenes intermitentes, y las atrapaba en la cabeza y las contaba sonriendo y se enternecía. Era tan difícil lograrlo. El tiempo diluyó ese catálogo inagotable de recuerdos. Era como un álbum de fotos dejado en un armario por años, con mucho polvo impregnado, con cadáveres de insectos secos en el plástico. Costaba descubrirlo y limpiarlo y revivir el pasado. Pero escarbaba hasta estrellarse con la sensación de entonces, y tiraba un ancla para que el recuerdito encontrado no se vaya navegando a otra tormenta en la que finalmente volvería a morir. Así se la pasaba, tirándole anclas a sanguchitos de jamón y queso, a posavasos para gaseosa, a reproductores de casetes y ceniceros. Había que remover muchas fiestas. Había que ser persistente y nadar contra la corriente. Había, en principio, que atreverse a ensuciarse las uñas con tierra. Tiraba un ancla y el peso lo vencía. Se iba con el ancla al agua y se mojaba. Caía y caía por el mar hasta golpearse la cabeza con el fondo. Y los peces eran canciones que ya no le gustan, pero le gustaban; eran lugares que ya no frecuenta, pero frecuentaba; eran convicciones superadas, llamadas telefónicas irrelevantes que lo acorralaban, mirándolo en el fondo del mar abrazado a un ancla, para mostrarle lo grande que es lo intrascendente. Era tan difícil lograrlo. Por eso tiraba anclas como chinches para pegar notas en un corcho, frases mutiladas, como los mosquitos secos en el álbum de fotos enterrado. Había pues que ensuciarse las uñas, había que tirar anclas y ser preciso para capturar la fugacidad con la que puede sentirse, si es que llega a sentirse, una nostalgia de antaño. Pero era difícil lograrlo. Por eso a veces tiraba muchísimas anclas de un solo porrazo para equilibrar el largo periodo en el que no tiró ninguna, pero aún así casi nunca encontraba peces.