Una de las cosas tontas que suelo pensar de manera recurrente es que los suecos tienen cierta fascinación por el color amarillo. No importa donde esté, siempre encontraré ese color en la decoración.
El amarillo es especialmente combinado con el azul (véase, por ejemplo, bandera de Suecia). Dicho color aparece en los asientos de los buses y del tunnelbana (véase la foto más abajo), también en las tiendas y hasta en los libros de la Universidad. Sucede lo mismo con los carnés universitarios y los logos institucionales. De alguna manera los suecos siempre logran introducir el detalle del amarillo y el azul en todo lo que diseñan y creo que eso se debe a la verificación de una de estas dos posibilidades: (i) los suecos diseñan específicamente en amarillo y azul (véase el logo de IKEA o la página web de mi universidad); o, (ii) los suecos diseñan en otros colores (a saber, blanco y negro) y luego se preguntan cómo introducir el amarillo y el azul en aquello que han prediseñado (¿no son acaso azules la mayoría de carros Volvo?).
Adicionalmente, el amarillo es el color por excelencia sobre las cabezas suecas (véase la misma foto de abajo). Rubias despampanantes invaden el ambiente por doquier, caminando cual diosas abusivas con sus cabellos amarillos. Finalmente, sombreros y chalinas azules suelen estar de moda casi de manera permanente, por más que utilice una contradicción intrínseca para describir este hecho, que seguro tiene como fundamento el exquisito maridaje, típicamente sueco, descubierto entre el amarillo y el azul.
Vago intento de explicación personal: si no resulta descabellado pretender darle razones a los gustos y colores, definitivamente me atrevo a afirmar que las preferencias suecas pueden ser explicadas a través del clima. Aquí uno comprueba que el clima efectivamente influye en el comportamiento de las sociedades, condicionando costumbres y personalidades y actitudes en general.
¿De qué manera? Recordando que inicié este post advirtiendo que escribiría sobre las cosas tontas que suelo pensar, creo que la fascinación de los suecos por el amarillo sería una respuesta a una búsqueda del sol subconsciente y colectiva, arraigada a lo largo de los siglos, por las pocas horas de luz al día durante la mayor parte del año. Por ejemplo, en este momento son las 4 y ya es completamente de noche. El amarillo sería, entonces, ese sol oculto, ese verano añorado, esa luz en la imaginación. Y tanto es así que hasta los suecos nacen rubios.
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4 comments:
Lo que pasa es que en suecia todos son hinchas de boca.
ademas protegen tanto los productos nacionales q esta prohibida la importacion de colores
sin dejar de mencionar q al arcoiris le negaron la visa
Son Blanquiazules, pero el blanco está ocupado.
Felipe
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