Friday, October 26, 2007
La Comarca
Los miembros inventaban silencios largos que callaban las músicas de turno, y eran frases verdaderamente apuntables las que decían, memorables etiquetas y títulos para los cuentos espontáneos que vivían. Hacían una película, pero tenían que esforzarse para romper las frustraciones. El crecimiento permanente de las adicciones y la incapacidad de superar amores del pasado eran, quizás, los complejos más evidentes. No había que escarvar en las aclamadas ganas de viajar para encontrar, en la floreciente raíz de las ilusiones inalcanzadas, un pesar atribuido a la inadaptabilidad. Había que salvar diferentes matices, diferentes soledades específicas e inespecíficas, diferentes tonos de depresión y sabores de besos dejados de dar. Poner a jugar la imaginación y parodiar clubes literarios de los que alguna vez habían escuchado en la deconstrucción de la oración y una que otra bifurcación de los árboles… había que ser estricto en el juego de la imaginación y exigirle más sinapsis, catarsis emocional-intelectual hasta la euforia semántica de una pisca de predicado.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
1 comment:
Me encanto!, en especial las tres últimas líneas.
Te diría que dejes el Derecho, que escribas más cuentos y hagas feliz a tus lectores, pero entonces, a quién le haría cosquillas de lunes a viernes en el piso 20?
Nos vemos
Mónica
Post a Comment