Mañana debo devolver la llave de mi habitación en Forskarbacken 4. Mis últimos días en Estocolmo, en enero, los pasaré en Forskarbacken 7 gracias a la gentileza de Amélie.
Forskarbacken 4 fue, antes que un corridor, una verdadera familia internacinal. Y es que en Suecia aprendí que el mundo es mucho más grande de lo que uno se imagina, pero al mismo tiempo, y sin que sea contradictorio, qué pequeño es el mundo...
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